Historia
Una familia amante del vino y apasionada por el resguardo de las riquezas que entrega el Valle del Huasco, Atacama, Chile.
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La historia comienza en 1980, cuando la familia Llorente adquiere tierras en la antigua Hacienda Buena Esperanza en la comuna de Vallenar y se instala a vivir en el campo. Inicialmente, fue un fundo ganadero y también se plantaron viñedos de Moscatel y Pedro Jiménez, y posteriormente olivos.
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En 2017, Daniel Llorente y su esposa Mai-Nié Chang fundan Viña Buena Esperanza, motivados por la tradición familiar española del vino en la mesa. Las experiencias obtenidas de diversos viajes y giras empresariales, donde apreciaron el arte del cultivo de la vid y la proeza de criar vinos de excelencia, dieron lugar al nacimiento de un sueño compartido y largamente madurado.
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Con el entusiasmo y experiencia de José Pablo Martin, enólogo de gran trayectoria y gran amigo, se inician las primeras plantaciones de Chardonnay y Pinot Noir. Al año siguiente, plantan un huerto experimental de Carmenere, Cabernet Sauvignon, Petit Verdot, Garnacha y Syrah, todas cepas que se han destacado por la expresión fidedigna de los suelos de Atacama.
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Gracias a la bondad del clima y los suelos principalmente calcáreos de esta tierra, la familia cree firmemente que la actividad vinícola puede convertir al Valle del Huasco en un importante polo de desarrollo económico y turístico en torno al apasionante mundo del vino. Este es el motor que los impulsa en el esfuerzo de criar vinos de alta calidad y de invitar a que otros se sumen a este noble cometido.